En contra de la opinión general, las causas de las interrupciones de la cadena de suministro que se están experimentando actualmente en todo el mundo ya existían mucho antes de la pandemia de Covid-19.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China puso las cosas en su sitio y destapó el problema al poner de relieve la escasez mundial de contenedores. Las causas son múltiples, por ejemplo, los portacontenedores procedentes de Asia son ahora demasiado grandes para atravesar el Canal de Panamá (hace 20 años no lo eran), por lo que descargan en la costa oeste de Estados Unidos y se ven obligados a transportar toda la mercancía en camiones hasta la costa este. Esto ha creado largas colas de buques portacontenedores a la espera de atraque, provocando retrasos que antes no existían: de días a semanas. Para empeorar la situación, las empresas de transporte no han podido volver a contratar a suficientes conductores para satisfacer la demanda. La actual guerra en Ucrania desestabilizará aún más la cadena de suministro mundial. Ya lo ha hecho en algunas de las mercancías que exportan, como el aceite de girasol.
La tecnología, o la falta de ella, también desempeña un papel clave. Una encuesta reciente de SYSPRO muestra que sólo el 45% de las empresas ha estudiado sistemas para hacer frente a las interrupciones de la cadena de suministro y sólo el 44% ha investigado tecnologías que permitan la colaboración con proveedores y clientes externos. En cambio, las empresas han centrado la mayor parte de sus inversiones en el control de inventarios y los requisitos de los pedidos. La atención se ha centrado más en la eficiencia interna que en la colaboración externa, señala Galdón Software. Aunque mejorar la eficiencia interna es vital para cualquier empresa, ésta no servirá de nada si no se abordan también los retos externos de la cadena de suministro. Garantizar el suministro de materias primas para que la empresa siga funcionando debe ser la máxima prioridad. Sin productos que vender, la empresa perderá cuota de mercado y podría llegar a cerrar.
En medio de estos tiempos de incertidumbre, la dirección debería centrarse en priorizar el riesgo y abordar las prioridades más importantes.
Se han atribuido muchas culpas a diferentes causas, lo que plantea la siguiente pregunta: ¿son la fabricación Lean y JIT la causa de estas interrupciones de la cadena de suministro?
Muchas personas y organizaciones culpan a la fabricación ajustada y justo a tiempo (JIT) de la situación en la que nos encontramos hoy. Sostienen que estas prácticas fomentaron y permitieron inventarios extremadamente bajos de materias primas y componentes en toda la cadena de suministro, sin darse cuenta de que éstos sólo eran sostenibles cuando la cadena de suministro funcionaba perfectamente en un entorno estable. Cuando llegaron las perturbaciones, y muchas de ellas llegaron casi como una tormenta perfecta y se interrumpieron las entregas previstas, los fabricantes tuvieron que detener repentinamente la producción debido a la escasez de materiales, lo que tuvo efectos en cascada en toda la cadena de suministro. La cuestión crítica aquí es que todavía no nos hemos recuperado, y la recuperación total aún está lejos.
Sin embargo, la culpa no es de Lean. Lejos de alentar los inventarios al desnudo, Lean recomienda mantener una reserva de componentes y materiales críticos estratégicamente colocados a lo largo de la cadena de suministro para permitir a los fabricantes capear exactamente este tipo de interrupción de la cadena de suministro y continuar operando.
Del mismo modo, la fabricación JIT trata de equilibrar las entregas de los proveedores con la entrega del producto, de modo que las materias primas se entreguen lo más tarde posible pero lo suficientemente pronto para que la fabricación y la entrega se completen en la fecha de entrega prometida. El objetivo es disponer de la cantidad mínima de existencias (más un stock de seguridad) para satisfacer la demanda.
De estas definiciones se desprende claramente que, si se dispone de menos existencias de las mínimas necesarias, no se podrá satisfacer la demanda de los clientes. Aunque el objetivo sigue siendo disponer de las existencias mínimas «seguras», siempre será necesario contar con existencias de seguridad en el sistema. El nivel de existencias de seguridad viene determinado por la confianza que tenga el cliente en la capacidad del proveedor para suministrar a tiempo y en su totalidad. Esta confianza depende a menudo de la colaboración entre el cliente y el proveedor, y de la visibilidad que el cliente tiene de la cadena de suministro. De ahí nuestra sorpresa ante los resultados de la encuesta mundial.
Cualquier equipo directivo que crea que no se necesitan existencias estratégicas en la cadena de suministro es responsable de una mala gestión de la empresa: perseguir el beneficio a corto plazo a expensas de la sostenibilidad a largo plazo y exponer la empresa al riesgo durante la incertidumbre no es un modelo empresarial sostenible.
No hay duda de que el Lean puede aumentar la eficiencia, lo que hace que sea tentador para los directivos reducir al máximo el inventario para aumentar los beneficios. Sin embargo, emplear prácticas empresariales sin comprender plenamente sus supuestos y efectos probables es territorio traicionero. Para la empresa, se trata de una estrategia de alto riesgo para obtener beneficios a corto plazo sin ninguna ventaja si fracasa.
El ERP puede ayudar a las empresas
Lean y JIT no provocaron esta crisis y, cuando se utilizan correctamente en combinación con la tecnología, estas prácticas de fabricación pueden preparar a las empresas no sólo para capear el temporal, sino para emerger como organizaciones más competitivas una vez que la cadena de suministro vuelva a la normalidad.
Para prosperar en medio de los retos actuales de la cadena de suministro, las empresas necesitan conocer a fondo la demanda, el inventario y el proceso de la cadena de suministro de sus propios productos. Es importante saber lo que los clientes necesitan realmente (cantidad), no solo lo que quieren, porque, como todo el mundo, intentan acaparar los componentes que necesitan por si se agotan los suministros.