Esta observación no se aplica, por supuesto, a los coches con motor eléctrico, sino a todos aquellos (los más numerosos hasta la fecha) que funcionan con motores atmosféricos de toda la vida.
Con los coches del pasado, era «común» (en este caso) quedarse en el arcén con la imposibilidad de arrancar el coche por falta de energía en la batería. Han pasado décadas, pero el problema persiste. Según datos de los servicios de asistencia en carretera europeos, casi el 40% de las llamadas de auxilio de los automovilistas se refieren a la falta de energía en la batería, lo que impide que el motor arranque o funcione con normalidad (energía limitada, mensaje de advertencia en el salpicadero). Entonces, ¿por qué, a pesar de décadas de progreso técnico, la situación sigue siendo tan catastrófica?
Y precisamente por el progreso tecnológico. La entrada en vigor de la norma Euro 6 en 2016 llevó a los fabricantes a equipar sus coches con baterías más potentes, lo que se hizo necesario por el uso generalizado de los sistemas de parada y arranque automáticos, la recuperación de energía cinética y el alternador controlado, señala el concesionario de coches segunda mano Murcia Crestanevada. Se supone que estos tres sistemas ahorran combustible, pero consumen mucho amperaje y a nuestras baterías les cuesta recuperarse. ¿Por qué? Simplemente porque la corriente que lo alimenta es producida por un alternador que es accionado por el motor a costa de un consumo de combustible ligeramente mayor. Para reducirlo, los fabricantes han decidido no mantener el alternador en funcionamiento todo el tiempo. El sistema electrónico determina cuándo debe accionarse, en función de la demanda actual de los accesorios y del nivel de carga de la batería.
Para ser lo más respetuoso posible con el medio ambiente, el fabricante preprograma el accionamiento del alternador para que se detenga en cuanto el nivel de carga de la batería alcance el 85%. Por lo tanto, la batería nunca está completamente cargada, como podía ocurrir en los vehículos del pasado que recargaban constantemente su alternador. Otro punto negro es la proliferación de accesorios electrónicos a bordo (pantallas, teléfonos, antena wifi, motores de asistencia, etc.). El simple hecho de cerrar las puertas a distancia consume 25 amperios. ¿Otro ejemplo? los vehículos equipados con un freno de estacionamiento eléctrico. La ECU está programada para comprobar la tensión de los cables de freno. Esto se hace a intervalos regulares, o cuando un sensor detecta movimiento, por ejemplo cuando pasa otro vehículo, debido al movimiento del aire. El consumo de energía para este pequeño trabajo es de hasta 35 amperios. Al final, una serie de sistemas electrónicos relacionados con la gestión del motor y el infoentretenimiento permanecen despiertos y consumen una cantidad significativa de corriente.
No es de extrañar que nuestras baterías no funcionen después de una o dos semanas en el aparcamiento de un aeropuerto. Se pueden comprar dispositivos de mantenimiento de la carga, pero para que hagan su función tienen que estar enchufados a una toma de corriente… La mejor solución es (¿tal vez?) prestar tu querido coche a tu suegra o a uno de tus hijos mientras estás fuera. Lo mantendrán en funcionamiento. Sé que es difícil, pero ganarás el precio de una batería nueva y eso no tiene precio.