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El BMW i3 lleva menos de un año en el mercado, así que en realidad no hay motivos para empezar a pensar en un sucesor del innovador coche pequeño con propulsión eléctrica. El Grupo BMW ha invertido miles de millones para hacer del i3 el primer coche de producción en serie con célula de pasajeros de carbono y ahora se beneficia de nuevos conocimientos sobre construcción ligera que pronto beneficiarán también a vehículos ajenos a la submarca BMW i.
En una entrevista concedida al Wall Street Journal, Herbert Eichelkraut, directivo del gigante siderúrgico alemán ThyssenKrupp, sugiere ahora una vuelta al acero. Según él, BMW y ThyssenKrupp están negociando la instalación de «un importante componente de acero» en la próxima generación del i3, pero aún no está claro de qué se trata exactamente.
Está claro que el carbono ya forma parte de la esencia de la marca i3 y es probable que también desempeñe un papel importante en la próxima generación. Es igualmente seguro que algunos de los componentes del vehículo seguirán siendo de aluminio y otros materiales ligeros, porque el carbono, por supuesto, dista mucho de ser adecuado para todas las tareas en la construcción de vehículos.
Ya no es ningún secreto que el acero de alta resistencia puede ser una alternativa interesante al aluminio. Gracias a las nuevas técnicas de moldeado, el acero también se puede utilizar para producir componentes muy ligeros que son significativamente más estables que las piezas de aluminio igualmente pesadas. En este sentido, hay poco que decir en contra de utilizar acero en lugar de aluminio en algunos lugares del módulo de propulsión del sucesor del BMW i3.
Sin embargo, es probable que no se sepa exactamente a qué se refería Eichelkraut, gerente de ThyssenKrupp, ya que es poco probable que BMW i esté interesada en hablar públicamente sobre un sucesor del BMW i3 en esta fase inicial.
No obstante, parece claro que la rumoreada «vuelta al acero» no consistirá en dar la espalda al carbono, que resulta especialmente atractivo para muchas aplicaciones. Sin embargo, la combinación inteligente de distintos materiales, ponderados en función de sus respectivos puntos fuertes y débiles, no descarta en absoluto el uso del acero en algunos lugares, aunque es probable que la atención siga centrándose en los plásticos reforzados con fibra de carbono.
Hechos como la ampliación de la producción de carbono en la planta de Moses Lake ponen de manifiesto que Múnich sigue convencida de las cualidades de este material ligero.